DE BASURA A TESORO

El potencial de reciclaje va mucho más allá de los productos de consumo, con muchas construcciones nuevas hechas hoy casi en su totalidad con materiales y embalajes readaptados.

Basura. Este es uno de los mayores problemas de nuestro tiempo, con personas de todo el mundo pensando cada vez más en el destino final de productos y materiales. Esto se debe a que, ya sea una bolsa de plástico, un teléfono celular viejo o una botella de cerveza, las cosas cotidianas que desechamos pueden tener un impacto negativo en el medio ambiente.

En esta era de conciencia ecológica, el reciclaje se ha convertido en una prioridad para los consumidores y las empresas. De hecho, muchas empresas y organizaciones están modificando materiales de manera audaz y creativa, utilizando productos reciclables en proyectos de construcción ambiciosos que tienen un impacto positivo en las personas y las comunidades, y también reforzando sus credenciales de sostenibilidad.

Después de todo, ¿qué mejor manera hay para resaltar el potencial de los desechos reciclados que usarlos para crear lugares sostenibles, donde podamos vivir y trabajar?

No al desperdicio, no a la escasez

En Corea del Sur, el Naju Art Museum recicló 1.500 cestas de plástico semitransparentes de una manera muy creativa, que se transformaron en una impresionante fachada del edificio. Las cestas, hechas de plástico flexible y liviano, difunden la luz incesante que ingresa al edificio, creando una barrera ecológica y eficiente contra el sol, todo mientras ayudan a mantener la reputación artística del museo.

Image © Starbucks

Desde la apertura de su primera tienda, hecha de viejos contenedores marítimos, la cadena de café Starbucks ha tenido 45 tiendas conceptuales similares en todo Estados Unidos. Su primera instalación drive-thru en Tukwila, Washington, se realizó con cuatro contenedores marítimos y fue diseñada de acuerdo con los estándares de certificación LEED, de modo que no solo utiliza materiales recuperados sino que también ahorra energía y agua.

Llevando la canción "99-bottles-of-beer-on-the-wall" (99-botellas-de-cerveza-en-la-pared) a un nuevo nivel, los monjes budistas de Tailandia levantaron el templo Wat Pa Maha Chedi Kaew

con 1,5 millones de botellas de cerveza. Lo que comenzó como un simple ejercicio de limpieza de basura, se convirtió en una iniciativa de dos años que involucró a toda la provincia, en la que las personas donaron botellas para formar la resplandeciente estructura de uno de los templos más extraordinarios del mundo.

El lanzamiento del hotel más precario del mundo puede parecer una ambición inusual, pero eso es exactamente lo que sucedió cuando el Corona Save the Beach Hotel abrió sus puertas. Este hotel armado de tres dormitorios en Roma fue construido con 12 toneladas de basura recolectadas de playas europeas y fue diseñado para llamar la atención sobre el creciente problema de los desechos oceánicos. Los materiales de construcción incluyen latas, piezas de automóviles y ya ha tenido huéspedes famosos como la top model Helena Christensen.

De la tarjeta a la cantina

Inspirado por el potencial del reciclaje, SIG se asoció con varias organizaciones en Tailandia para crear una innovadora ‘cantina ecológica’ escolar.

Hecho de más de 1,4 millones de envases de cartón usados, abrió recientemente en la escuela primaria Nikomsangtoneang, cerca de las instalaciones de producción de SIG en Rayong. El techo y las paredes estaban hechos de aluminio y polímeros recogidos de los envases de SIG, e incluso se fabricaron mesas y sillas, y embalajes de cartón reciclados.

"La cantina ecológica es una excelente manera de dar vida al reciclaje, mostrando a los niños, y a sus padres, lo que sucede con los embalajes de cartón después de que toman su leche", dice Chatramon Intason, director de la escuela Nikomsangtoneang Rayong 10. "Ayudar a los niños a comprender cómo el reciclaje puede ayudar al medio ambiente es realmente importante porque son los consumidores del mañana".

La cantina ecológica de SIG muestra el potencial de los envases reciclados y es un testimonio de la forma en que las empresas y las comunidades pueden trabajar juntas para transformar la basura en valor.

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